lunes, 11 de agosto de 2008

La Mère Brazier


La mère Brazier, Eugénie Brazier.

(1895 - 1977)

En Bough-en-Bresse, Ain, el 12 de junio de 1895 es día de mercado. De pronto, Claudine Brazier siente dolores de parto. Rápidamente la conduncen a casa de su madre donde traerá al mundo a la pequeña Eugénie.

Así nació Eugénie Brazier, rápidamente, entre dos faenas, y así vivirá siempre, trabajando, siempre sufriendo, hasta febrero de 1977, en que se apagará tras una corta jubilación.

Muchas son las “mères”, esas amas de casa de la cocina burguesa, llenas de carácter, pintorescas, que han dado fama a la región lionesa: la Mère Guy, la Mère Buisson, la Mère Filloux… Pero entre todas, la Mère Brazier marcó profundamente la cocina francesa.

Los padres de Eugénie explotan una granja cerca de Pont-d´Ain. La vida es dura y desde los cinco años, la niña se ocupa de los animales. Pierde a su madre a los diez años y la colocan en otra granja. A las veinte años, entra al servicio de una gran famila de Lyon y se inicia en los fogones. Rápidamente, la cocina se convierte en su pasión y deja su empleo para entrar en el restaurante de la Mère Filloux. Aparte de la cocina, aprende la manera de llevar un comercio. Pero el carácter de Eugénie choca con el de la mère Filloux y se marcha a La Brasserie du Dragon, famoso restaurante. Así comenza su reputación en la ciudad de la seda.

En abril de 1922, Eugènie Brazier decide instalarse por su cuenta y coge un colmado donde acepta algunos huéspedes. Progresivamente, la clientela acomodada de Lyon acude para apreciar la cocina simple pero perfecta de la Mère Brazier. Tras una breve interrupción por razones de salud, se compra un caserón, en el Col de la Luère, cerca de Lyon. Es el comienzo de la gloria y cuando en 1933, la Guía Michelín atribuye por primera vez sus famosas tres estrellas, la Mère Brazier recibe esta distinción.

Todos los famosos acuden a probar la poularda demideuil. Los menús varían poco, pero todo es perfecto. La cocina es simple, los productos de primera calidad y la mantequilla reina, pero con discernimiento.

Es exigente consigo misma pero también con los demás. Paul Bocuse entrará como pinche de cocina en 1946. Será una buena escuela. Con tenacidad Brazier transforma, construye y al cabo de tanto tesón, se retira cerca de su Col de la Luère. Lejos de los fogones, se aburre y demasiado pronto, la enfermedad se la lleva, en febrero de 1977.

Documentación de la Fundación Escoffier.

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